viernes, 25 de diciembre de 2009

Las consolaciones de la filosofía


"Filosofías hay muchas y esta es una de ellas"

(A. Martínez)

Como lo prometido es deuda y ya iba siendo hora de hacerlo, he decidido publicar al fin un humilde comentario de uno de los libros que me fueron concedidos en nombre de este blog en el "I concurso de blogs de filosofía" en el curso anterior y que he tenido el sincero placer de disfrutar en mis vacaciones veraniegas: "Las consolaciones de la filosofía" de Alain de Botton.

Casi siempre que cae algún libro anteriormente desconocido en mis manos lo que suelo hacer es intentar contenerme para no empezar a leer desordenadamente el índice y hacer conjeturas sobre lo que puede pasar en la novela, "luego lo encontrarás más interesante de la otra manera..." me digo a mí mismo y normalmente este acuerdo con mi "yo interior" funciona bastante bien al imaginar que por leer alguna frase desafortunada el resto de la lectura, que en un principio se avistaba tan lucrativa, se convierta en una aburridísima tarea.

Este fue uno de los que me hicieron romper el trato en mil pedazos y dejar a mi "yo interior" con un palmo de narices y la estilográfica en la mano.

¿Quién se iba a creer que un desenfadado "libro de filosofía" podría entrañar un grave problema si no lo leías "como debe ser"?

En efecto, el título del libro era a la vez extraordinariamente objetivo como abierto a un mundo de posibilidades: "Las consolaciones de la filosofía"; cuando lo leí me surgieron algunas dudas al posible contenido del libro: ¿Pretendía ser una crítica hacia la propia filosofía, haciendo uso de la ironía?, ¿Acaso era un libro de auto-ayuda?, ¿o su finalidad era simplemente un título "enganchante" para lograr lectores a costa de personas interesadas en el tema?

La tercera opción enseguida quedó borrada de mi catálogo debido a que sabía quién había escogido el libro y que no había sido "el típico regalo de Navidad" sino que se trataba de un regalo cuya finalidad estaba basada en "saciar" el posible apetito literario de un nuevo aficionado a la filosofía.

Como la primera no era contrastable hasta haber empezado el libro y la segunda no me hacía mucha gracia lo abrí y le eché un ojo al índice: aquello hablaba de temas tales como la impopularidad, la falta de dinero o la ineptitud. Aquello no había solucionado del todo mis dudas así que decidí, a pesar de que no es algo que suela hacer a menudo, leerme de pe a pa la contraportada, cuyas primeras frases rezaban así:

"... En un fascinante recorrido a través de 2400 años de filosofía occidental, el autor recurre a la vida y obra de seis filósofos fundamentales para examinar otros tantos problemas comunes..."

("Las consolaciones de la filosofía", Alain de Botton, Taurus)

Aquello ya no pintaba tan mal. Podría ser interesante e incluso bastante entretenido ver como aquel libro relacionaba problemas de la vida cotidiana con las ideas de los, bastante más a menudo de lo que debieran, autores históricos que se relacionan en demasía con temas abstractos y que la mayoría de las personas no sólo no encuentra ninguna utilidad práctica sino que también los consideran tediosos de leer y comprender.

No había abierto las primeras páginas de aquel libro cuando ya se me estaba abriendo todo un abanico de ideas: la cosa se estaba poniendo cada vez mejor. Con todo, el tema del libro me estaba recordando horrores a una de las antiguas entradas de este blog, "El elogio de lo inútil" , en la que intenté exponer mi postura como buenamente pude sobre la frase "la filosofía no sirve para nada". En este artículo sostengo que utilidad es un concepto tremendamente relativo y que, en casos especiales como el de la filosofía, esta es tan polifacética que todos los aficionados a la materia deberíamos hacer un esfuerzo para trasladar las generalmente complejas ideas expuestas en los ensayos (debido a que en muchas ocasiones es necesario utilizar un lenguaje demasiado técnico para expresar determinadas ideas) a un nivel más "standard" que todo el mundo pueda entender sin la necesidad de interrumpir la lectura para ir en busca de la enciclopedia o el buscador de internet más cercano. Propongo esto debido a que estimo que en la inmensa mayoría de las ocasiones ese miedo o incluso desprecio que siente a veces la gente hacia la filosofía es causa de este tipo de redacción que aunque necesaria, es excesivamente abstracta y no permite a los no doctos en la materia establecer una relación clara entre una idea y una situación real.

Dicho y hecho, el tema del libro me quedó al fin bastante claro y me dispuse a leerlo.
He de decir que no es un libro especialmente pesado. De hecho, las incesantes anécdotas con las que enriquece Alain de Botton el libro amenizan bastante la lectura. Cuando uno termina de leer el libro se da cuenta de que, a pesar de hacer un sencillo aunque buen recorrido a lo largo de la historia de la filosofía, no es un libro de Historia de la Filosofía y sin embargo, creo que es una de las mejores formas de aprender algo de esta rama de la Filosofía.

Digo esto porque el libro nos muestra la filosofía in media res, es decir, que el leer cualquier aspecto en apariencia teórico de tal o cual autor significa en realidad comenzar a filosofar.
Este hecho es remarcable debido a que, y más este año que la curso, tengo una opinión bastante crítica contra los clásicos libros de Historia de la Filosofía. Estos, al menos lo que he podido contrastar, se dedican a mostrar parrafadas y parrafadas de características muchas veces sin explicación ni contexto del mayor número de autores posibles.
¿Y qué hay de la dialéctica, método que tanto se esforzó Sócrates en inculcarnos, muriendo incluso por la defensa de sus ideas? ¿Y el arte de la redacción? ¿Y las lecturas?
Cada día que pasa voy comprobando cada vez más que lo que quiere este sistema educativo nuestro es la creación de loros que sepan retener todo tipo de datos lo más precisos posibles. Es triste que alguien sepa las fechas de nacimiento y muerte de Platón, donde vivió la mayor parte de su vida, quiénes fueron sus maestros o los nombres exactos en su lengua original de todas y cada una de sus obras pero luego no sepa reconocer las metáforas que se pueden introducir en cualquier texto sobre su "teoría de las Ideas" o redactar aunque sea un pequeño ensayo sobre una opinión acerca de cómo afectó Sócrates al pensamiento de Platón.

Por último, quiero despedirme dando las gracias a A. Martínez, que fue quién eligió el libro, por haberme ayudado a descubrir las facetas más reales y, por qué no, divertidas de la historia de la filosofía, dandome una opción alternativa a mi actual libro de texto de la asignatura y provocando un cada vez mayor interés en la temática. Gracias.

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