sábado, 5 de diciembre de 2009

Filosofía de Mafalda


Una vez más pretendo hacer ver que la filosofía está mucho más cerca de lo que pensamos y que no es totalmente imprescindible estudiar a Platón o a Aristóteles en profundidad para disfrutar de ella.

Como hemos dicho en otras ocasiones, cualquier medio que nos cause asombro y nos provoque una reflexión de nuestro mundo es un perfecto ejemplo de filosofía, luego, todo ello vendrá respaldado por la conversación o diálogo, el cual considero la unidad fundamental del ejercicio filosófico.

Dicho medio puede ser la lectura de una novela o un artículo, el contemplar un determinado cuadro o escultura, escuchar una obra de música clásica, asistir a una obra de teatro, ver una película o incluso observar la naturaleza durante una excursión por el campo. Sin embargo hoy quiero hablar de un medio que a menudo queda aparcado injustamente en el olvido: el cómic.

Ah, el cómic. El medio con el que quizá más jóvenes hallan apaciguado sus ansias de lectura antes de que pudieran comprender las tramas complejas de la novela o las tesis indescifrables del ensayo. Y con todo, a pesar de ser el inciador del, digamos, "inconsciente espíritu crítico", aquel del que tanto se vale la filosofía para formarse a sí misma, creo que se le tiene como un "arte menor" del que no puede salir nada más que ideas fantásticas irrealizables y que, como en más de una ocasión he podido oir, "sólo valen para entretener un rato a los niños, ya que, de hecho, son sólo un juego de niños". Es curioso que este mismo argumento fué el que utilizaron algunos para criticar a Sócrates allá por Grecia 400 años a.C., aludiendo que la filosofía es "un juego de niños" y que cuando uno se hacía adulto no valía la pena preocuparse por esas tonterías.



Dicho y hecho, vamos a hablar de lo que a mi me gusta llamar "filosofía de Mafalda" que no es más que el conjunto de reflexiones que se nos puedan ocurrir al quedar impactados por la lectura del género de la historieta, demostrando así que es un medio tan válido como cualquier otro para experimentar con la filosofía. El apelativo de "Mafalda" viene de que considero a esta niña ideada por el gran dibujante Quino como el ejemplo paradigmático de que podemos encontrar verdadera filosofía en el mundo del cómic y de que además, con todo el orgullo del mundo y en este caso especialmente, es pura cosa de niños.



Por supuesto, esta "filosofía de Mafalda" no se reduce en absoluto a las tiras cómicas de Quino sino que la podemos encontrar en un repertorio tan grande que se me hace bastante difícil seleccionar apenas unos cuantos: "Tintín", "Asterix", "Akira", "V de Vendetta", "Batman", "Watchmen", "The Sandman", "Adolf" o "Superlópez".
Con tantas posibilidades disponibles para todos los gustos y todas de tan alta calidad artística no entiendo el por qué del aparente desprecio que profesan algunos intelectuales contra esta bella forma de expresión que,como he dicho anteriormente, puede llegar a ser toda una subestimada fuente de ricos recursos filosóficos.

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