Después de haber leído un interesante libro sobre el conocimiento humano llamado "The Society of Mind" de Marvin Minsky, me parecía adecuado plasmar aquí algunas de las impresiones que me ha reportado la lectura.
Como complemento, también existe otro libro titulado como esta entrada, "Lo grande, lo pequeño y la mente humana", de Roger Penrose, que aunque da una visión mas esquemática y esclarecedora que el anterior sobre el tema, pienso que es mucho más técnico, ya que explica cada tema con quizás demasiada profundidad para un lector no especializado (este no me lo he leido por completo, solo un vistazo a los principales argumentos que me interesaban).
Si resumiéramos las principales preocupaciones científicas que tenemos a día de hoy, podríamos distinguir entre tres tipos de problemas: los referidos a "lo grande" (el universo), "lo pequeño" (la escala subatómica o cuántica) y "la mente humana". Podríamos afirmar que, prácticamente, la mayoría de las investigaciones actuales se refieren, directa o indirectamente, a estos tres temas.
Esto nos da una idea sobre el pensamiento científico, qué nos interesa y hasta dónde ha avanzado la ciencia.
Por ejemplo, si escogemos el de la mente humana, podemos ver como una de las ciencias en las que más se está invirtiendo es la neurobiología, de manera que se está intentando estudiar el cerebro desde las perspectivas más fundamentales (la relación entre gen y consecuencia en el desarrollo cerebral) pasando por las más cercanas (qué parte de nuestro cerebro controla una determinada función vital) hasta las más abstractas (concepto de libertad como consecuencia de la teoría determinista o el concepto de tiempo). Cabe destacar que uno de los grandes problemas de la medicina es el poco conocimiento del cerebro.
Como prueba de lo anterior tenemos la asombrosa noticia del Instituto de Ciencias Riken (Japón), que acaba de conseguir la extracción de imágenes directas a partir de la actividad neuronal del cerebro humano (derivado del análisis del flujo de sangre del córtex visual). Decir también que el Instituto Riken posee un presupuesto anual de más de 700 millones de euros.
Si escogemos los problemas de "lo pequeño" y "lo grande", podemos ver cómo las últimas preocupaciones de la física son aunar las teorías que demuestran la existencia y eficacia de ambos, que en la actualidad son incompatibles. Como ejemplo, tenemos el LHC ("Large Hadron Collider" o "Gran Colisionador de Hadrones"), el recientemente famoso acelerador de partículas del CERN (Suiza) que, pese a los escasos resultados obtenidos hasta ahora (todo hay que decirlo), ha tenido un presupuesto de construcción, desde sus albores en 1995, que casi roza los 3000 millones de euros.
Otro punto de vista que me resulta curioso es el de la inteligencia artificial. Es decir, dentro del campo de la ingeniería informática, uno de los principales retos es conseguir una máquina que emule lo más exactamente posible a una mente humana. Automáticamente se presentan varios problemas: Primero, ¿Hasta qué punto podrá una máquina rivalizar con la mente humana? Segundo, ¿Avanzaremos tanto en robótica hasta crear sujetos que puedan realizar, ya no actividades físicas la mar de tediosas, sino todo tipo de trabajos de una categoría superior, aun siendo necesarias ciertas cualidades sociales para ello? Tercero, ¿Podrán alguna vez los robots, cual película de ciencia ficción, dominar el mundo destruyendo nuestro sistema al obtener una inteligencia artificial superior a la nuestra?
Para contestar a estas preguntas voy a basarme en ciertos argumentos leídos en un libro de I. Asimov titulado "¿Cómo será el futuro?" expresados mediante mi propia opinión personal.
La primera pregunta es, quizás, la más interesante dentro del campo de la ciencia. Si analizamos con paciencia un cerebro electrónico, a simple vista es similar a lo que podríamos pensar de nuestro propio cerebro. Se compone de materiales conductores que transmiten señales eléctricas hacia componentes electrónicos que realizan una función determinada. Tras esto, todas estas señales manipuladas por esos componentes serán ordenadas a base de un código denominado "de programación" que es universal: el binario. Su simplicidad ya nos da una cierta idea del modo de trabajo de los robots u ordenadores.
Lo que quiero decir con toda esta parafernalia científica anterior es que el cerebro de un robot lleva un sistema mucho más simple de lo que creemos. Se fundamenta en una orden "A" que le viene dada del exterior para responder con una respuesta automática y ya determinada "B" (Esto puede seguir pareciendonos igual que el sistema humano) pero la clave es la siguente: la función (A,B) antes descrita es sinónimo de la palabra cálculo (que obtiene un resultado único para un estímulo único). Creo que esa será (y es) la gran diferencia entre los cerebros electrónicos y los humanos. Mientras que los primeros están preparados para el cálculo (recordemos que un ordenador puede realizar una compleja operación matemática de una manera mucho más rápida que la nuestra) nuestro cerebro puede asombrarse y proponer sistemas deductivos (filosofar, en parte) que un ordenador, en mi opinión, dudo mucho que jamás pueda llegar a hacer. Para contrastar el límite de los ordenadores y el límite de los humanos voy a poner dos ejemplos. Primero, intentad dividir mentalmente 72647 entre 323 con 3 decimales; nada más empezar ya vemos que nos va a resultar complicado, mientras que si cogemos una calculadora e introducimos los parámetros nos da el resultado exacto en meras décimas de segundo y con un montón de decimales (Un solo estímulo, una sóla respuesta programada), este es el ejemplo del límite humano. Ahora vamos al de los ordenadores. Como ejemplo voy a proponer el ajedrez. El ajedrez se juega con 32 piezas, de 6 tipos diferentes sobre un tablero de 64 cuadrados ordenados en grupos de 8; todas las normas están totalmente perfiladas y establecidas y, sin embargo, a pesar de años de investigación, las computadoras programadas para jugar al ajedrez apenas le han llegado a la suela de los zapatos a los grandes maestros del ajedrez (véase Bobby Fischer o Kasparov). Esto se debe a que, aunque las posiciones de inicio y movimientos posibles durante el juego resulten fijas y simples sobre un pequeño tablero, el número de movimientos posibles durante una partida es increíblemente grande (es decir, un número gigantesco de estímulos para conseguir una sola respuesta). Todavía no se ha podido programar máquina alguna que realice esta tarea en un tiempo medianamente coherente.
La segunda pregunta tiene otro punto de vista diferente. Creo que, tal y como están avanzando la ciencia y la tecnología, no tardaremos muchos años en disponer de robots "funcionales", no necesariamente humanoides, que puedan realizar diversas tareas esenciales dentro de nuestra sociedad. Por ejemplo, ya se han diseñado y comprobado con excelentes resultados robots que pueden desempeñar trabajos como camarero o recepcionista, que son capaces de reconocer voces, alimentos, bebidas y archivos en cuestión de segundos. El gran problema de esto es su insercción en el mercado. En primer lugar, su coste será millonario, aunque quizás esta cuestión sea la más fácil de paliar con el paso del tiempo (recordemos a los costosos y aparatosos ordenadores rudimentarios de la década de los setenta, que sólo podían ser comprados por grandes empresarios para sus negocios). En segundo lugar será la revolución laboral. Aunque, en un principio, estos robots y los trabajadores humanos podrán convivir en armonía, pronto los encargados, viendo la extrema eficacia de los primeros y pensando más en el negocio que en los trabajadores querrán tener toda una plantilla robótica a su cargo (recordemos que no sería necesario un salario, quizás un seguro laboral mecánico por si existe alguna avería). Como consecuencia de ello, millones de personas en paro por todo el mundo y un necesario cambio urgente de sistema económico. Respondiendo también en parte a la tercera cuestión, creo que en un futuro (algo lejano para nosotros e incluso para nuestros descendientes directos) todos nuestros sistemas socioeconómicos girarán en torno a la robótica y al avance de la tecnología. Por suerte o por desgracia, el oficio por antonomasia será el de ingeniero (que se encargarán de diseñar nuevos robots ya que la reparación y remodelación de los antiguos correrá a cargo de otros robots) y los oficios que requieran algún esfuerzo físico o mental tedioso (como el de la construcción o el de oficina) serán llevados a cabo por algún tipo de androide. A pesar de todo esto creo que la mano del hombre seguirá siendo muy necesaria. Seguiremos necesitando muchos de los profesionales de los que ahora disponemos tales como economistas, matemáticos, historiadores, físicos, escritores o profesores por poner algunos ejemplos, pero tendremos que cambiar nuestra idea de trabajo actual; no estaremos aquí para muchas de las tareas de hoy en día sino que nuestros trabajos consistirán en la libre interpretación de datos obtenidos y en una reflexión sobre esas interpretaciones. Creo que podríamos llegar a construir un camino hacia la cultura donde los principales problemas serían discutidos en consenso cual ágora ateniense después de haber calculado los datos necesarios gracias a nuestras máquinas. Respondiendo ya por entero a la tercera pregunta, no creo que los robots puedan llegar nunca a sublevarse porque no podrán tener capacidad de raciocinio (como hemos demostrado antes) para hacerlo.
En definitiva, lo que quiero dar a entender es que se pueden hacer perspectivas de futuro simplemente analizando los problemas que nos preocupan hoy día y que esos problemas se podrían clasificar (esto es una opinión propia, no estoy estableciendo ningún orden) en los citados en este texto.
(Siento haber alargado tanto el texto pero creo que el tema lo merece, si tenéis alguna aportación, opinión o pregunta no dudéis en comentarlo).
-Fuentes de información consultadas:
"The Society of Mind" de Marvin Minsky.
"Lo grande, lo pequeño y la mente humana" de Roger Penrose.
"¿Cómo será el futuro?" de Isaac Asimov.
"El hombre bicentenario" de Isaac Asimov.
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2 comentarios:
¡Buen trabajo!, pero cuando cites o repitas directamente deberías mencionar la fuente. Es cierto que las fuentes son mencionadas en algún momento, pero lo que quiero decir es que a veces no se sabe si es una opinión tuya o de Asimov, etc.
Tu blog es uno de los mejores (¿has visto el de Paula? Empezó tarde pero con fuerza)
Gracias. Tiene razón, lo he vuelto a releer y hay momentos en los que es imposible distinguir quién lo ha escrito realmente, aunque siempre que utilizo verbos como creo o pienso son ideas propias. Lo tendré en cuenta para futuras aportaciones.
Sí, he visto el blog de Paula, me parece que ha ganado el tiempo perdido y tiene entradas interesantes y llamativas.
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