sábado, 18 de abril de 2009

Taller filosófico de Oscar Brenifier

Esta entrada está dedicada a la experiencia que tuvimos con Oscar Brenifier en el 2º trimestre.

Del taller me gustaría destacar sobretodo tres puntos que me parecen la base del mismo.

En primer lugar, la participación. Como suele pasar en este tipo de charlas, cuando nos preguntan algo no respondemos o, por otra parte, no levantamos la mano para preguntar aunque nos animen a ello.
Mediante juegos y preguntas directas, Brenifier consiguió que poco a poco nos fuésemos animando a participar lo que luego resultaría fundamental en el segundo punto del taller. Perder la vergüenza a contestar a determinadas preguntas o el miedo a equivocarse son cosas que resultan muy beneficiosas, no sólo en el taller sino en la vida (a la hora de defender una postura o conseguir un objetivo).

El segundo punto es la argumentación. Argumentar es tomar como base un hecho demostrado para defender una idea o, de una manera más simple, es decir el por qué siempre que respondemos sí o no a una pregunta. Bien, una vez conseguida (más o menos) nuestra participación, Brenifier empezó a preguntarnos muchas cosas sobre nuestro comportamiento (algo tan simple como tocarse el pelo o mordisquear un bolígrafo). Al principio esto parecía un poco irrisorio y que no llevaba a nada más que a perderse pero, poco a poco, se fue convirtiendo en un ejercicio de argumentación. Ahí me di cuenta que, aunque creía que más o menos sabía argumentar, había muchas cosas que se me escapaban en un principio. En este caso nos dió una lección sobre nuestra conducta muchas veces infantil (el contestar a una pregunta sin dar un argumento -el típico "porque sí"- o el echarle la culpa de algo al compañero de al lado).

El tercer punto, el menos desarrollado realmente, es el de la utilidad de la filosofía. Este es un tema que también hemos dado en clase y está completado con la entrada "El encanto de lo inútil". Creo que esta parte del taller fue un intento de ver cual era nuestra postura ante la filosofía y hacernos pensar si esa postura era o no razonable por medio, de nuevo, de la argumentación.

En mi caso la experiencia en conjunto fue muy positiva. Es una forma amena de aprender o mejorar habilidades (como es el caso de la argumentación o la participación) en grupo y de aprender a "usar" la filosofía en nuestra vida diaria.
Me gustó especialmente como, por ejemplo, en mi caso usó la anécdota de la palabra que me faltaba por escribir para empezar todo un diálogo argumentativo que al final no tenía mucho que ver con lo de la media palabra.
En el apartado de "¿Para qué sirve la filosofía?" tuve algunas dudas sobre cómo responder a esa pregunta de una manera clara y concisa. Personalmente, creo que la filosofía es una especie de método de pensamiento. Pero no un método corriente que siga una reglas establecidas estrictas sino un método libre, por así decirlo, que, mediante la perfección de nuestras habilidades cognitivas (lectura, observación, etc) nos lleva a un mejor razonamiento que nos permite realizar cada vez mejores preguntas para obtener mejores respuestas. Esta definición la podemos aplicar a cualquier tipo de conocimiento (física, ingeniería, economía...) por lo que se demuestra la naturaleza de "saber de 2º grado" de la filosofía y a la vez la gran utilidad que tiene en todos los campos posibles.

No hay comentarios: